Vilamós es, sin duda alguna, uno de los pueblos más pintorescos del Valle de Arán, uno de los valles con más encanto de los Pirineos por sus paisajes nevados, su riqueza gastronómica y su patrimonio cultural. Un pequeño rincón que se encuentra a 1255 metros de altitud, en el tercio del Bajo Arán, y que se considera el pueblo más antiguo del Valle de Arán.
Sin embargo, en sus inicios, el núcleo urbano inicial de Vilamós estaba en otro lugar muy cercano, pero una gran riada se llevó todas las casas y el pueblo tuvo que ser reconstruido donde se encuentra actualmente. Gracias a su altitud, desde Vilamós se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares del Valle de Artiga de Lin y del macizo de Aneto. Este pueblo es, por lo tanto, el lugar ideal para desconectar, evadirse del día a día y respirar el aire puro de la naturaleza en el corazón del Valle de Arán.
Paseando por las calles empedradas del pueblo, el visitante puede contemplar las casas típicas del Valle de Arán, con muros de piedra, ventanas de madera y tejados de pizarra negra.
Vilamós cuenta con un gran patrimonio cultural como, por ejemplo, la capilla de San Miguel, que data del siglo XI. Para llegar, simplemente tenemos que caminar por un pequeño camino que sale del cementerio y nos lleva directamente a este templo religioso de estilo románico, que algunos definen como la iglesia más antigua del Valle de Arán.
Además, está la iglesia parroquial de Santa María, de estilo románico, que data de los siglos XI y XII y destaca por su campanario, donde se pueden observar varias estelas bien marcadas en los muros.
Justo al lado de Santa María de Vilamós se encuentra un edificio también muy importante para el pueblo: la Casa de la vila, es decir, el Ayuntamiento.
En este pueblo se encuentra uno de los lavaderos públicos más interesantes de ver del Valle de Arán, tiene una longitud de unos 20 metros y data de 1775, año inscrito bajo una cruz latina.
Una vez visitado el pueblo, se puede pasar por el Ecomuseo Çò de Joanchiquet. A simple vista, este museo parece una casa más sin ningún tipo de interés, pero, de hecho, es mucho más que un simple hogar. En el Valle de Arán, la casa fue durante siglos un elemento clave para la identificación personal, que permitió a cada persona relacionarla con una propiedad o residencia. Además, un aranés solo podía acceder a los bienes comunales o formar parte de la vida comunitaria y garantizar su subsistencia si pertenecía a alguna casa. En caso contrario, ese ciudadano no tenía ningún derecho. Pues bien, Çò de Joanchiquet ha sido desde el siglo XVI una de las casas más ricas de todo el Bajo Arán y estuvo habitada por varias generaciones de la misma familia hasta mediados del siglo XX.
En los últimos años, se ha intentado restaurar y conservar el mobiliario de la casa de principios del siglo XX y el visitante puede recorrer las diversas habitaciones de la casa, reconvertida en el ecomuseo Çò de Joanchiquet, para hacerse a la idea de cómo vivía una familia aranesa de clase alta hace un siglo.
Para los amantes del senderismo, desde Vilamós, se pueden hacer diversas excursiones por la montaña para descubrir los tesoros escondidos del Valle de Arán. Por los senderos que salen de muy cerca del pueblo, se pueden encontrar grandes prados verdes, fuentes de agua natural y algún estanque lleno de agua en temporada de deshielo. Además, se puede disfrutar de las maravillosas vistas que se pueden contemplar en los miradores que encontraremos a lo largo de los caminos.
Una de las excursiones más conocidas que se puede hacer desde Vilamós es la que conecta esta villa con la cima del Montlude, situado a 2.500 metros de altitud. Es una excursión muy bonita, de 6 horas de duración, que permitirá al visitante adentrarse en la parte menos humanizada del Valle de Arán, pasando por diferentes lagos y disfrutando de vistas panorámicas que lo dejarán sin aliento.
En cuanto a la gastronomía del Valle de Arán, esta destaca por el uso de productos de elaboración propia: hay muchos pequeños productores locales, talleres y obradores artesanales de elaboración de quesos y yogures, embutidos (bull negro, chorizo, paté), pan, mermeladas, vinagre de sidra, miel, conservas… Esto representa mucha calidad y pervivencia de los sabores tradicionales. Entre los platos típicos de la zona destacan los elaborados con animales de caza: la olla aranesa, un caldo con carne de cerdo, de ternera, pollo, pasta, legumbres y verduras; el confit de pato y el civet de jabalí.
El pueblo de Vilamós es muy pequeño, de hecho, solo hay un par de restaurantes y no siempre los encontraremos abiertos, pero, sin duda alguna, allí podremos disfrutar de platos típicos del Valle de Arán con productos de primera calidad.
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Vilamós no tiene alojamientos, pero en el Valle de Arán hay muchas opciones donde alojarse en una estancia vacacional. La opción más recomendable es alojarse en una casa tradicional de montaña para vivir la experiencia más auténtica del Valle de Arán y disfrutar de la proximidad de la naturaleza.
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Además, en el Valle de Arán hay muchos pueblos que no os podéis perder: Arties, Bossòst, Canejan, Les, Bausen, Bagergue… y todos tienen su encanto. Así como la capital, Vielha. Si os gusta hacer excursiones, es muy recomendable visitar el Parque Natural de Aigüestortes y el Estany de Sant Maurici.
Para llegar a Vilamós se debe pasar por una carretera de casi 8 km llena de curvas que se desvía de la carretera principal, pero el trayecto vale mucho la pena. Durante estos 8 kilómetros el visitante ya puede empezar a disfrutar de paisajes magníficos, cubiertos de nieve en invierno y de verdor incipiente en verano.
El pueblo está a 20 min. en coche de Vielha por la carretera N-230 (Lleida – Vielha). A Vielha se puede llegar por la A-2 desde Barcelona (4 h) y desde Girona por la C-25 (4 h 30 min), y después tomar la N-230 desde Lleida (2 h 15 min). También se puede llegar por Aragón, por la autopista A-22.
