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Castillo de Mur

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El castillo de Mur es un castillo medieval perteneciente al municipio del mismo nombre, ubicado en la Conca de Tremp, en el Pallars Jussà. Se trata de la fortaleza románica del siglo XI mejor conservada de toda Cataluña.

Castillo de Mur

Tanto por su arquitectura como por su estado de conservación, la construcción se ha convertido en el emblema de los Castillos de Frontera de los condados catalanes y fue declarada Bien Cultural de Interés Nacional.

Castillo de Mur

El Castillo se alza junto al antiguo monasterio de Santa María, en lo alto de una colina sobre la Noguera Pallaresa.

Castillo de Mur

La estructura arquitectónica del edificio es muy simple y consta de un perímetro amurallado, de planta en forma de nave. Tiene solo una puerta de entrada, abierta al poniente, además de algunas ventanas y algunas letrinas. El recinto forma un triángulo rectángulo un poco irregular debido a su ubicación sobre una roca, con los ángulos redondeados. En el extremo más estrecho hay una cámara triangular elevada sobre la muralla que desde fuera parece una torre.

En 1986, el Servicio de Patrimonio Arquitectónico inició la restauración de esta parte. En las excavaciones se vio que la disposición interior del castillo presentaba restos de paredes menores, que debieron albergar diferentes tipos de dependencias del castillo.

En el otro extremo más ancho, en el lado este, es donde se encuentra la Torre del Homenaje, restaurada en 2011 para su museización.

Junto a ella hay un mirador desde el cual se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares de la zona y del embalse de Terradets.

Castillo de Mur

Historia

La primera vez que se tiene constancia de que fue documentado es en el 969, en un documento perdido, pero citado por el Padre Villanueva en su Viaje literario a la Iglesias de España.

El conde Ramón V de Pallars Jussà cedió en feudo el castillo al noble Arnau Mir de Tost como dote cuando en 1055 se casó con su hija, Valença de Tost. Él tomó la iniciativa en la nueva organización territorial de la frontera. A su muerte, la posesión del castillo y territorio volvió al conde pallarés en virtud de su testamento, ya que el siguiente conde de Pallars Jussà fue su nieto. En los años siguientes, sus dominios crecieron y se añadieron más fortalezas.

Al morir Arnau Mir, entregó sus posesiones a su hija Valença y a su nieto Arnau. El patrimonio continuó creciendo en manos de las siguientes generaciones de los condes de Pallars. Hasta que, en su época más esplendorosa, perteneció a los Mur y tenían el centro de su baronía.

La leyenda

La leyenda del Castillo de Mur, recogida por el escritor de Pessonada, Pep Coll, cuenta la historia de que este castillo era el centro del dominio de los moros en la Conca de Tremp. Es por eso que los cristianos lo habían asediado muchas veces, intentando conquistarlo. Pero la montaña estaba desprovista de vegetación, y siempre los descubrían en el camino.

Un día se les ocurrió la estratagema de camuflarse con ramas de árbol y arbustos. Poco a poco, fueron subiendo la montaña hasta el castillo. La hija del rey moro observó algo extraño y le preguntó a su padre. Pero el rey moro, confiado, no le dio importancia, atribuyéndolo al viento. Y así, los cristianos lograron conquistar el Castillo de Mur.

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