El Call jueu de Girona
Uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Girona es el Call jueu, constituido por un conjunto de calles laberínticas que os transportarán a la época medieval sin salir de la cosmopolita capital del Gironès. De hecho, es mundialmente conocido por ser el mejor conservado de toda Europa.
Su construcción comenzó en el siglo XII, cuando varias familias judías decidieron instalarse en el carrer de la Força. La comunidad judía de aquella época rápidamente se integró en la sociedad de Girona, y llegó a ocupar un lugar clave para el desarrollo económico de la ciudad, gracias a su alto nivel cultural.
Cabe mencionar que, desde el siglo XI hasta el siglo XIII, este lugar fue la sede de la escuela de cábala más importante de todo el occidente medieval.
Actualmente, una parte del call se ha rehabilitado gracias a la Embajada de Israel y el Patronato Call de Girona, un organismo municipal autónomo que se ocupa de la recuperación y conservación de la herencia judía de la ciudad.
El Patronato se encuentra en el Centre Bonastruc ça Porta, donde podéis ver muestras y exposiciones relacionadas con la forma de vida judía.
A lo largo del carrer de la Força encontraréis el Museo de Historia de los Judíos, donde podréis profundizar en la historia de la comunidad judía en Cataluña y en Girona, y el Museo de Historia de Girona. Además, en una zona de la calle, donde esta se ensancha, hay varios establecimientos de restauración con terraza, donde podréis disfrutar de la tranquilidad que se respira en el núcleo del Call de Girona.
Por el carrer de la Força llegaréis a la plaza de la Catedral, donde una larga escalinata se abre paso hacia la majestuosa catedral de Girona. Esta plaza se encuentra fuera de los límites del barrio judío y durante la época medieval albergaba el Mercadal, el mercado medieval de la ciudad de Girona.
Podéis subir por el carrer de Sant Llorenç, una calle escalonada con una fuerte pendiente que une el carrer de la Força con la parte superior del barrio judío. Algunos autores han encontrado muchas semejanzas entre este callejón y las calles del casco antiguo de Jerusalén.
En el carrer de Sant Llorenç está situado el Centre Bonastruc ça Porta y la casa de Lleó Avinay. El primero está compuesto por un conjunto de jardines, patios y edificios que ofrece una visión más detallada de la arquitectura judía medieval. Destaca el Pati dels Rabins, caracterizado por su luminosidad, que contrasta con la sombra del barrio judío.
Por su parte, la casa de Lleó Avinay pertenecía al rector de la aljama, Lleó Avinay y, cuando los judíos fueron expulsados de Girona, la vendió junto con la sinagoga, el hospital y los baños públicos. Una de las partes más impresionantes es el patio, rodeado por ventanales góticos y con un bello pozo en el centro, que se puede observar desde el carrer de Sant Llorenç.
Podéis seguir la ruta por la Pujada de la Mare de Déu de la Pera, la calle más luminosa de las que forman el call, que marcaba el límite superior del barrio judío. En esta calle está La Pabordia, un conjunto de edificaciones que alojaban los baños públicos entre los siglos XIII y XIV.
Finalmente, vale la pena visitar la Placeta de l’Institut Vell, donde se concentran varias construcciones judías de la época medieval, y la Canonja Vella, del siglo XII.
El Call Jueu de Girona es un lugar con mucho encanto que guarda muchos secretos. ¡Os animamos a recorrer sus calles sombrías y descubrir el legado de una comunidad que contribuyó a la prosperidad de la ciudad!