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Ripoll, incalculable valor histórico

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Ripoll, capital de la comarca del Ripollès, es un municipio montañoso donde abunda el agua y la vegetación. De hecho, está situado en el Prepirineo, entre los valles de los ríos Ter y Freser, y rodeado de cimas que sobrepasan los mil metros de altura.

Gracias a su situación estratégica, que permite que la mayoría de carreteras de la comarca pasen por el municipio, Ripoll goza de una buena comunicación con el resto del país. Precisamente esta circunstancia hicieron de Ripoll una localidad de mucha importancia en el pasado, especialmente en la época medieval. Se convirtió en la zona de paso entre la Cataluña central y los Pirineos, activando el comercio y contribuyendo a su crecimiento económico. No obstante, lo que más destaca de Ripoll es su patrimonio histórico y cultural.

En el siglo IX, durante la reconquista del territorio, el conde Guifré el Pelós, fundó el monasterio de Santa Maria de Ripoll y el de Sant Joan de les Abadesses con el objetivo de repoblar la localidad. No en vano se la considera la cuna de Cataluña, o el inicio de la Cataluña vieja. Concretamente el monasterio de Santa María de Ripoll es uno de los monumentos de estilo románico más importante de Cataluña y uno de los más destacados del mundo. Pronto se convirtió en el centro cultural más importante de la Europa medieval, gracias a su biblioteca, que custodiaba códices de procedencias y temáticas muy extensas. En su interior se conserva la portada del siglo XII, un elemento románico conocido también como la Biblia de Piedra. También descansan los restos del conde Guifré el Pelós y de Ramón Berenguer III. Debido a las diversas reformas que ha sufrido a lo largo de los siglos, en el monasterio también se encuentran elementos neogóticos, propios del siglo XIX.

Para conocer en profundidad la gran importancia que tuvo el monasterio de Santa María se debe visitar el Scriptorium. Se trata de una exposición permanente e interactiva que muestra, no sólo la historia cultural de Ripoll, sino la gran labor de divulgación científica que se hizo desde el monasterio a la vez de producir y copiar manuscritos. También acoge una colección de letra manuscrita y otra de pinturas realizadas sobre piel.

Por otro lado, visitar La Farga Palau es hacer un recorrido por la historia industrial del municipio. Durante los siglos XVII y XVIII se obtenía hierro de las minas de los alrededores. En La Farga se pueden contemplar algunos de los útiles que se fabricaban con el metal, como armas, llaves y rejas.

Si el patrimonio artístico y arquitectónico de Ripoll atrae el turismo, las festividades también. El folclore catalán está muy arraigado en la zona, como lo demuestran algunas de sus ferias y fiestas.

El Mercadal del Conde Guifré es un mercado ambientado en la época medieval, mientras que la Feria de las 40 Horas, de origen medieval, es un escaparate para los productos de la comarca. El evento más importante de Ripoll es la Fiesta Nacional de la Llana y la Boda en Pagès. Por un lado, para no perder las costumbres más tradicionales de la historia rural del municipio, se hacen demostraciones de cómo se esquilaban las ovejas con tijeras y se organiza un concurso para elegir el mejor esquilador con máquina de Cataluña. La otra parte de la fiesta tiene que ver con la celebración, en el monasterio de Santa María, de la boda de una pareja de novios. Van adornados con los trajes tradicionales intentando recrear el enlace que antiguamente se hacía entre el heredero y la pubilla de dos familias de la zona.

Otra manera de acercarse a la riqueza del entorno natural de Ripoll y a su patrimonio cultural, es mediante las diversas rutas que se han creado en el municipio. La ruta Del románico al modernismo, hace un pequeño recorrido por el centro de la villa mostrando los diferentes estilos artísticos que se implantaron a lo largo de los siglos. Si se quiere hacer un recorrido más amplio, el monasterio de Santa María puede ser un buen punto de partida para realizar la Ruta del Pirineo Condal. El itinerario se extiende desde L’Empordà hasta la Ribagorça, a través de castillos, iglesias, villas y monasterios de la época medieval, en la que imperaba el feudalismo y el románico.

También resulta muy interesante la Ruta del Hierro y del Carbón. El trazado recorre la antigua línea de tren Ripoll-Sant Joan de les Abadesses.

Por otro lado, el territorio está lleno de senderos señalizados, que se pueden hacer a pie o en bicicleta, que recorren el entorno, y de miradores situados en las cumbres que rodean Ripoll. D

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